El culto al fuego.

El fuego purificador de San Antonio a San Juan.

El fuego mantiene una íntima relación con algunas de las tradiciones festivas más arraigadas en la provincia de Castellón. De hecho, como bien es sabido, su veneración ha acompañado a todas las civilizaciones desde la antigüedad y por esta tierra han quedado vestigios de todas ellas. Algunas de estas celebraciones vinculadas con el fuego son internacionalmente conocidas, como las fallas (marzo), aunque otras, menos famosas, tienen la misma fuerza simbólica, convirtiéndose en expresiones etnológicas en las que se combina la religiosidad, una herencia ancestral fundamentada en supersticiones y leyendas, y unas creencias muy ligadas con rituales de purificación.

San Antonio, el patrón de los animales (ENERO)

No son pocos los municipios de la provincia que veneran al patrón de los animales organizando pasacalles de bendición y rituales en los que las hogueras son un elemento fundamental. Especial mención merecen la Santantonà de Forcall (fin de semana más próximo al 17 de enero), conocida como Festa Medieval del Foc; la Matxà de Vilanova d’Alcolea, donde destacan por su belleza y singularidad la procesó, el tropell y la coca; Borriol, con su típica subida del carro de leña hasta la hoguera; Albocàsser, donde las caballerías arrastran árboles monumentales hacia la pira, Benicarló con su Cremà del dimoni o Benicàssim, donde un desfile de antiguos carros recorre la población en una fiesta en la que se reparten hasta 23.000 coquetes

Las Fallas (MARZO)

Aunque se tiende a identificar la festividad de las fallas con la provincia de Valencia, varios municipios de Castellón han asimilado esta tradición hasta el punto de convertirla en una de sus celebraciones más emblemáticas. Ese sería el caso de la ciudad de Burriana, que cada mes de marzo planta un total de 36 monumentos dando cumplimiento a una tradición que se remonta al año 1928. Más recientes son las fallas de Benicarló, la Vall d’Uixó y Almenara, el resto de localidades que entre los días 15 y 19 de marzo se sumergen en el rito de quemar todo lo malo del año anterior con el deseo de purificarse y encomendarse a un futuro mejor de la mano de artistas falleros, ninots, crítica y sátira.

Sant Joan (JUNIO)

Llegado el mes de junio, con el solsticio de verano (día 23), las playas de la provincia se llenan de personas dispuestas a quemar malas vibraciones, momentos adversos o pensamientos negativos en el ritual más esotérico de cuantos se celebran en la provincia a lo largo del año. En esta festividad se relacionan dos simbologías esenciales: el agua, elemento que representa la pureza y la fertilidad, con el fuego, donde hay que quemar todo lo que no se usa como acto de liberación. Entre las costumbres más típicas se encuentra saltar sobre el fuego, bañarse los pies o saltar olas  justo con la llegada de la media noche. La mayor parte de los municipios del litoral organizan actividades complementarias como conciertos al aire libre, castillos de fuegos artificiales… No son pocas las localidades que combinan esta fiesta con otro acto muy arraigado a lo largo y ancho de la provincia, los bous al carrer, donde también tiene un especial simbolismo el conocido como bou embolat.

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