Trescientas torres de historia

El Castillo de Onda es Monumento Nacional desde 2003.

El ascenso sinuoso por las “escaletes dels gats” (escaleras de los gatos), tras haber recorrido la Sinagoga y las enrevesadas calles del barrio del castillo, es el aperitivo perfecto para el regalo que se abre ante los ojos del visitante al llegar a los pies del castillo de Onda.

El cronista y caballero, Ramón Muntaner, describió la fortaleza como la de “las 300 torres”, ya que su extensa muralla exterior abarcaba y protegía la ciudad más importante al norte de Sarq Al-Andalus, allá por el siglo X.

Su origen es íbero y sobre las primeras estructuras, también los romanos dejaron su huella. Pero no fue hasta la llegada de la cultura islamica cuando la fortaleza se convirtió en lo que hoy conocemos y le confirió la belleza arquitectónica que arrebata la imaginación de grandes gestas entre sus piedras. Desde su alcazaba se contempla las estribaciones de la Sierra de Espadán al norte y la Plana con el Mediterráneo al sur.

Su grandeza y buen estado de conservación permiten al visitante acercarse con exactitud a la historia que esconden sus muros. Como su conquista por el propio Cid Campeador, quien consiguió que Zayan, el último rey moro de Valencia, rindiese el castillo ante su homólogo cristiano, Jaime I el Conquistador. Tras ese episodio, la fortaleza pasó a manos del Temple, los caballeros hospitalarios y la Orden de Montesa.

Tras la guerra civil, el edificio sirvió de colonia educadora para los niños de Onda y de ese tiempo se conservan no solo alzados, sino en la memoria de los vecinos, miles de recuerdos y cuentos que evocan leyendas maravillosas.

Ahora, el castillo de Onda, declarado Bien de Interés Cultural en 1985, y Monumento Nacional, en 2003, alberga el Museo de arqueología e historia local que cuenta la historia de la fortificación e incluye, como pieza principal  la antiguas yeserías musulmanas del siglo XIII halladas en un palacete de la plaza de San Cristobal.

Onda, conocida por su tradición e historia cerámica, ofrece así uno de los lugares más insólitos y fascinantes del patrimonio de la provincia de Castellón. Un destino para disfrutar con toda la familia.

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