La noche del 17 de enero Castellón se purifica con el fuego. Las fiestas de Sant Antoni Abat (San Antonio Abad) se celebran en casi la totalidad de pueblos de la provincia. Cada uno tiene un sabor especial en la celebración, aunque hay condimentos comunes, como el fuego, la luz y los animales, que son imprescindibles para esta celebración que une el sentimiento religioso con tradiciones y símbolos paganos.
La fiesta de Sant Antoni es conocida en el interior de Castellón como la “santantonà” y Forcall, en plena comarca de Els Ports, es su máximo exponente. Allí podemos asistir al baile de los ‘dimonis’ o ‘botargues’ (demonios) como celebrantes alrededor de una gran hoguera conocida como ‘barraca’, donde irán a parar varios personajes, incluyendo al mismísimo San Antonio Abad, junto con San Pablo. La eterna lucha del bien y el mal se resolverá al final de la liturgia festiva y para los más atrevidos, aún les quedará la posibilidad de cruzar la barraca de fuego, de más de 10 metros de altura, junto al resto de personas que cada año abarrotan la pequeña y bella plaza Mayor de Forcall.
La “santantonà” de Forcall es una fiesta medieval declarada como Bien de Interés Cultural y de Interés Turístico Regional. Allí los “Dimonis” o “Botargues”que tienen que ver con personajes paganos de la naturaleza, son los encargados de tentar a San Antonio en la fiesta.
San Antoni fue el gran protector de los animales y por eso, esta tierra agrícola y ganadera y sus agradecidas gentes, no dejan pasar esta oportunidad para obtener la bendición del santo, siguiendo fieles al paso de los animales junto a las llamas.
Vilanova d’Alcolea; Betxí, Benicàssim, Albocàsser o Borriol, donde las caballerías arrastran de manera espectacular los troncos que servirán para hacer las hogueras, hacen al viajero experimentar en primera persona algunas de las fiestas más ancestrales de la provincia.