La dulce cara de María, Virgen de la Vallivana, portando al niño Jesús en su brazo izquierdo, dispensa favores a los que la veneran. Por eso, los morellanos, como prometieron en 1673, cumplen con la tradición de bajar la pequeña imagen desde su ermitorio hasta la Basílica Arciprestal Santa María la Mayor en una solemne romería que da inicio a las fiestas del Sexenni.
Danzas únicas, desfiles costumbristas, vestimentas ancestrales, artesanía en los retablos que presiden el recorrido de las procesiones y rememoran los antiguos oficios de la población, decoración exquisita en papel de seda, trabajada manualmente durante más de un año, y así, miles de curiosidades y detalles que hacen del sexenni de Morella una fiesta única.
La dulce cara de María, Virgen de la Vallivana, portando al niño Jesús en su brazo izquierdo, dispensa favores a los que la veneran. Por eso, los morellanos, como prometieron en 1673, cumplen con la tradición de bajar la pequeña imagen desde su ermitorio hasta la Basílica Arciprestal Santa María la Mayor en una solemne romería que da inicio a las fiestas del Sexenni.
Danzas únicas, desfiles costumbristas, vestimentas ancestrales, artesanía en los retablos que presiden el recorrido de las procesiones y rememoran los antiguos oficios de la población, decoración exquisita en papel de seda, trabajada manualmente durante más de un año, y así, miles de curiosidades y detalles que hacen del sexenni de Morella una fiesta única.
Dicen que la vida en esta localidad de la comarca de Els Ports se cuenta de 6 en 6 años, porque es el tiempo que deben esperar los morellanos para volver a recibir con honores, a su patrona en la ciudad. Allí, le consagran un novenario de homenajes de los gremios más antiguos de la ciudad, a los que se han incorporado nuevas tradiciones.
En cada una de las jornadas, el gremio de la fiesta aporta sus danzas y desfiles, como el Carro Trionfant, carruaje engalanado y decorado con lienzos del pintor Cruella (siglo XIX) y que transporta a niños y niñas vestidos de ángeles representando, entre otros, los símbolos de las Virtudes Teologales y los atributos reales de Morella: Fidel, Fuerte y Prudente.
La danza de Los Torneros, una de las más conocidas de Morella y que, junto a la de Tejedores, Artes y Oficios, Labradores y Les Gitanetes, conforman cada día un espectáculo de baile y color inigualables al son de la dulzaina y el tambor.
Y, si algo impresiona de estas fiestas, son los pasos imposibles de la danza de Los Torneros
Vivir el Sexenni, recorrer las calles de Morella, saborear su exquisita gastronomía y, por si acaso, rendir pleitesía a la Virgen de la Vallivana es cita imprescindible este verano, a riesgo de tener que esperar otros seis años.