¿Imagina descubrir que los íberos al norte de la provincia de Castellón comerciaban con vino de Ibiza hace casi tres siglos? Comerciaban con fenicios, trabajaban la cerámica y la orfebrería. Era un pueblo inquieto y que sabía adaptarse al terreno y a sus necesidades urbanas. Si quiere saber más, habrá de visitar el magnífico poblado del Puig de la Nau en Benicarló. Una joya arqueológica.
Un fragmento cerámico que fue aprovechado como paleta de pintor y una vasija con restos de óxido de hierro, utilizado para decorar piezas cerámicas, son los vestigios de los que se deducen que la edificación fue la «Casa del Pintor».
El yacimiento se puede visitar durante todo el año. Las visitas duran dos horas y se parte desde el museo MUCBE en Benicarlo.
Con esta concreción y el descubrimiento de usos y características de la vida cotidiana de sus moradores, el Puig de la Nau desvela la historia de un poblado íbero, fortificado. Una pequeña urbe con más de una cincuentena de construcciones hechas en mamposteria y adobe. Casas incluso con dos alturas. Con un tramado urbano que, la investigación garantiza que se hizo con planificación urbana; al igual que su muralla defensiva, trazada en dos líneas de protección, para garantizar la facilidad de su salvaguarda por una guardia del poblado.
Un fragmento cerámico que fue aprovechado como paleta de pintor y una vasija con restos de óxido de hierro, utilizado para decorar piezas cerámicas, son los vestigios de los que se deducen que la edificación fue la «Casa del Pintor».
Con esta concreción y el descubrimiento de usos y características de la vida cotidiana de sus moradores, el Puig de la Nau desvela la historia de un poblado íbero, fortificado. Una pequeña urbe con más de una cincuentena de construcciones hechas en mamposteria y adobe. Casas incluso con dos alturas. Con un tramado urbano que, la investigación garantiza que se hizo con planificación urbana; al igual que su muralla defensiva, trazada en dos líneas de protección, para garantizar la facilidad de su salvaguarda por una guardia del poblado.
La mayoría de los tesoros que ocultaba el Puig de la Nau, se pueden contemplar en la exposición permanente del Museu de Belles Arts de Castellón
El descubridor aventurero, puede acceder a la visita al Puig, con un singular itinerario que le llevará a recorrer tortuosas calles entre construcciones bien documentadas, como la Casa del Horno con tres estancias, de trabajo y almacenamiento, la Bodega de vino de Ibiza, cuyos restos de ánforas de esta isla presagian que fue lugar de acopio de productos de la isla y donde también se encontró una copa del pintor de Hermonax, decorada con el rapto de Oritia.
El Puig de la Nau es uno de los veinte yacimientos arqueológicos que se han puesto en valor en la ruta «Castellón Arqueológico» (www.castellonarqueologico.es) y que muestran los descubrimientos del paso del hombre en estas tierras desde hace más de 70.000 años.